La perla cultivada de Tahití

La belleza de la perla de Tahití proviene de lo más bello que tiene la naturaleza para ofrecernos y gracias a una mano de obra cualificada para la compleja y delicada labor de la perlicultura.

¿Qué es la perla de Tahití?

La perla de Tahití es una perla cultivada exclusivamente en las lagunas polinesias, en ostras de labios negros, también conocidas como Pinctada Margaritifera.
Para su formación es preciso que intervenga la mano del hombre en el trasplante, de ahí que reciba el nombre de perla cultivada. Sin embargo, a partir de ese momento, el proceso de desarrollo de la perla es natural.
De todas las perlas que existen, la perla de Tahití es la que presenta mayor gama de colores. Puede ser de color verde, azul, gris, negra, berenjena, bronce, chocolate, rosa, etc.

Para preservar la imagen y la calidad de la perla cultivada de Tahití, el gobierno polinesio prohíbe tratar el color de las perlas o tallarlas. Estas normas han permitido que la perla de Tahití se convierta en una de las más protegidas y, por lo tanto, en una de las más buscadas del mundo.

La perlicultura

Antiguamente las perlas solo se obtenían por pura casualidad. Se trataba de perlas finas, también llamadas naturales.
La perla cultivada nació a principios del siglo XX en Japón y más tarde se extendió por todos los archipiélagos del Océano Pacífico.

El cultivo de la perla de Tahití comenzó en la década de 1960 en las lagunas polinesias.

Todavía existen perlas naturales, pero hay menos demanda, a pesar de su rareza, porque con frecuencia son irregulares y muy caras.

La vida en las granjas de perlas

El cultivo de la perla de Tahití exige una excelente calidad de vida de las ostras y un mantenimiento continuo del nácar.
El oficio de perlicultor es un trabajo duro que comienza muy temprano por la mañana y requiere mucha energía.
Los técnicos injertadores que intervienen al principio de la cadena hacen un auténtico trabajo de cirujano. Solo después de muchos años de práctica consiguen el éxito en la mayoría de sus injertos.

Los pescadores levantan pesadas ristras y redes de nácares que limpian regularmente para que la ostra se alimente lo mejor posible.
Todo este trabajo se realiza al calor de las islas Tuamotu-Gambier.

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La perla tallada

Encargamos tallar las perlas en forma redonda y barroca a reconocidos tatuadores en Tahití.
El arte del tallado es una tradición local. La cultura tahitiana está presente en el corazón de estas perlas, cuyos motivos hacen alusión a los tatuajes maoríes.
Tallar el nácar requiere un perfecto dominio de esta técnica artesanal, ya que el material es muy blando y el tatuador no puede permitirse el menor deslizamiento.

La perforación de las perlas

La perforación de perlas requiere de una máquina que permita perforarlas manteniéndolas perfectamente en su eje de simetría total o parcial.

Ofrecemos a nuestros clientes la posibilidad de perforar sus perlas en el diámetro que deseen.

Leyendas sobre la perla

Desde la antigüedad las perlas adornan joyas y se las denomina “lágrimas de Afrodita”.
Las familias romanas adineradas ofrecían a sus hijas una o varias perlas al año para que, cuando cumplieran la mayoría de edad, tuvieran un collar completo.

Anclada en la historia del Pacífico, la perla de Tahití despierta admiración y curiosidad.
En Tahití, cuenta la leyenda que, por amor, el dios Oro ofreció una perla hecha con las escamas de todos los peces de la laguna a una bella princesa de la isla de Bora Bora.
Al hombre nunca le ha faltado imaginación para alabar la perla.

 

« Tii à la coquille » de Paul Gauguin, 1892

Estatuilla de madera de toa (madera de hierro), concha de Meleagris Margaritifera y dientes faríngeos de pez loro

Paul Gauguin abandonó Francia camino de la Polinesia Francesa en 1891 a la edad de 43 años, y residió allí hasta su muerte en 1903, con 54 años de edad.

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